EDITORIAL: USO DE LAS TERAPIAS COMPLEMENTARIAS.

El acceso académico al título de Médico, es lo que demuestra la existencia de un régimen formativo que adjudica al profesional que lo adquiere, los conocimientos básicos y la capacidad necesaria para el ejercicio profesional.

La adquisición de conocimientos posteriores, en diferentes especialidades, bajo los diferentes programas de educación de posgrado, crean criterios científicos validados que le permite a la población identificar a quien confiar sus problemas de salud.

Esto importa un elemento fundamental de salvaguardia social y un comportamiento profesional  que siempre antepone los criterios científicos validados, frente a terapias alternativas, sin respaldo científico. 

Las opciones alternativas, tanto en el diagnóstico, como en el tratamiento de los procesos mórbidos y su aplicación tanto en el ámbito asistencial, docente o de difusión no son compatibles en modo alguno con el adecuado ejercicio profesional médico.

Los nuevos tratamientos deben pasar por reconocidas fases de investigación bajo estrictas medidas de aprobación ética, clínica y rigurosos procesos de consentimiento informado.

No es admisible, en la actualidad, la aplicación de nuevas terapéuticas que no hayan superado estos procesos de validación.

La utilización de terapias complementarias incluida en la buena praxis médica, importa, de manera inequívoca, la indicación de tratamientos basados en el saber médico validado y la aplicación de terapias complementarias que nunca pueden ocupar un lugar exclusivo en el manejo de ninguna entidad nosológica.   

El médico que indique cualquier terapia complementaria deberá informar necesariamente a su paciente, la necesidad de no abandonar ningún tratamiento establecido y a advertir claramente el carácter NO CONVENCIONAL Y NO SUSTITUTIVO, de la terapia complementaria. Claramente la TERAPIA COMPLEMENTARIA NO ES SINÓNIMO DE TERAPIA ALTERNATIVA.

Fuente consultada: Gustavo A. TOLCHINSKY, secretario de Medicina Interna del  CCMC.